que la civilización renazca en Grecia

Una pequeña revolución ha estallado en Grecia. La jornada de huelga general convocada para hoy –tercera desde el comienzo de la crisis- se ha convertido en una batalla campal. Una guerra entre policías y trabajadores que se ha saldado, según datos oficiales, con tres muertos y multitud de daños materiales después del lanzamiento de varios cócteles molotov contra sedes bancarias y el intento de tomar el parlamento por parte de los asalariados. Y es que, tras las medidas de austeridad tomadas por el gobierno de Yorgos Papandreu, como la subida de diez puntos de los impuestos al tabaco, al alcohol y a la gasolina, los progresivos aumentos del IVA y sobre todo la eliminación de las dos pagas extras anuales de los funcionaros, el pueblo se ha sentido timado y no ha reparado en salir a la calle para protestar fervientemente.

El seguimiento de este paro ha sido todo un éxito alrededor del país. Los transportes –marítimo, terrestre y aéreo- han detenido su actividad, la mayoría de los negocios del país no han abierto sus puertas y algunos servicios públicos, como los hospitales, han ofrecido únicamente los servicios mínimos. En definitiva, Grecia se ha quedado hoy absolutamente colapsada.

La pregunta que ronda por la cabeza a más de uno –teniendo en cuenta las declaraciones de Joaquín Almunia, comisario de economía de la UE, que afirmaba que “España comparte todos los ingredientes que han llevado a Grecia al borde de la quiebra”-  es si la clase trabajadora española y la sociedad en general saldría a la calle airada e intentaría tomar el parlamento y arrasar con sucursales bancarias como ha pasado en el país heleno. Después de dos años de profunda crisis financiera, más de cuatro millones de parados, incontables ERES, multimillonarios rescates bancarios y cero huelgas generales, no se puede ser optimista al respecto. El pueblo español parece dormido, apaciguado por los diferentes analgésicos que el sistema actual ofrece a precio de saldo. Fútbol, televisión basura y PlayStation©. Mientras tanto en Grecia –cuna de la civilización occidental- puede estar germinando una corriente social que haga despertar a las clases trabajadoras del resto de la Unión. Por mi parte, y esperando que eso pase, me voy al bar, a ver si el Real Madrid cede algún punto contra el Mallorca en Palma.